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Beneficios de dejar de fumar en la tercera edad

mayo 23, 2017|Publicado por: Consejos ancianos, Personas dependientes, Salud, Salud bucal, Salud cardiovascular

El próximo 31 de mayo la Organización Mundial de la Salud celebra el Día Mundial Sin Tabaco, con el objetivo de poner de relieve los riesgos para la salud asociados con el tabaquismo y abogar por políticas eficaces para reducir el consumo del tabaco.

El lema del Día Mundial Sin Tabaco 2017 es: «El tabaco, una amenaza para el desarrollo».

En cuanto a lo que se refiere al tabaquismo en la tercera edad, las consecuencias nocivas son aún mayor. La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) destaca que el abandono de este hábito por parte de las personas mayores no sólo aumenta su esperanza de vida, sino que reduce su dependencia tanto física como psíquica.

Los profesionales médicos y el personal sanitario nos convertimos en el eje clave para lograr que el anciano fumador abandone el tabaco. Queremos hacer especial hincapié en los beneficios que supone dejar de fumar en un grupo de población que, debido a sus características, es especialmente sensible a los efectos nocivos del tabaco: los ancianos.

Todos los estudios apuntan a que existe un aumento tanto de la morbilidad como de la mortalidad en los ancianos fumadores con respecto a los no fumadores, siendo este riesgo más elevando en los hombres que en las mujeres.

El anciano, por las características inherentes al propio envejecimiento (cambios fisiológicos, presencia de algunas enfermedades, fragilidad etc.) presenta un mayor riesgo de enfermar por el tabaco y un mayor riesgo a morir por las enfermedades que este provoca o agrava y las complicaciones que produce.

Dejar de fumar a cualquier edad produce beneficios muy significativos en la salud. 

En el caso específico de los ancianos que llevan décadas fumando, el abandonar este hábito nocivo puede evitar o reducir el riesgo de diversas enfermedades como: las cardiopatías, el cáncer o las enfermedades respiratorias. 

Puede estabilizar enfermedades ya presentes, evitando su progresión como la enfermedad obstructiva crónica y prolongar la vida permitiendo un funcionamiento independiente con menos restricciones.

Este punto puede considerarse como uno de los principales argumentos para aconsejar al anciano fumador que abandone su hábito, buscando una mejor calidad de vida frente a la simple perspectiva de prolongación de la misma.

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