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¿Cómo debe ser la dieta de una persona con Alzheimer?

enero 24, 2018|Publicado por: Alzheimer, Salud

Como hemos comentado en otras ocasiones, el Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa y crónica que, en la actualidad, no tiene cura.

El tratamiento con fármacos ayuda a mitigar sus síntomas pero no es capaz de retrasar ni de detener su desarrollo. Del mismo modo, no existe una dieta para curar el Alzheimer. Sin embargo, sí es posible que la alimentación ayude a prevenir esta enfermedad y por tanto mejorar el pronóstico y la calidad de vida de quienes la padecen. Por ello, hoy desde Residencias Comunidad de Valencia, te contamos  cómo debe ser la dieta de una persona con Alzheimer. 

A nivel físico, uno de los indicadores nutricionales más característicos de los pacientes con enfermedad de Alzheimer es la pérdida de peso. Esto se debe, sobre todo, al deterioro de los órganos de los sentidos, que se hace visible ya en las primeras etapas de la enfermedad.

Es muy común que se pierda el apetito porque el gusto, el olfato o el oído juegan un papel fundamental en la elección del alimento y en el deseo de comer.

Los pacientes de Alzheimer, en principio, no cuentan con requerimientos nutricionales especiales. De manera general, se aconseja que sigan una dieta equilibrada. Sin embargo, es común que estas personas sufran algún tipo de déficit, principalmente de selenio, vitamina B12 o folato. 

Es importante hacer un estudio nutricional del enfermo de Alzheimer en sus primeras fases para detectar, de modo precoz, si presenta algún tipo de carencia o riesgo de padecerla y poder corregirla, para proporcionarle una mayor calidad de vida durante su enfermedad.

Existen algunos suplementos nutricionales o «alimentos médicos» empleados como apoyo al tratamiento farmacológico, siempre bajo supervisión profesional. No obstante, el uso de estos «alimentos médicos» es controvertido, ya que no están sometidos a los mismos controles que los medicamentos, por lo que sus supuestos efectos no han sido testados con resultados positivos en ensayos clínicos completos.

En general, los suplementos vitamínicos, por sí solos, no causarían ninguna mejora significativa en pacientes. En cambio, las combinaciones de nutrientes, dentro de una dieta adecuada, sí producirían una mejora en la capacidad para hablar y la memoria de los enfermos.

Entre las recomendaciones para el tratamiento del paciente hay determinados alimentos de fácil masticación y que puedan cubrir las carencias que se pueden presentar.

  • Tomar alimentos que aporten bastante energía: jalea real, miel, cacao, bayas de goji, coco…
  • Consumir alimentos ricos en antioxidantes y vitaminas como ajo, aceite de oliva, aguacate, nueces, fresas, frambuesas, kiwis, cítricos…
  • Hacer las cinco comidas del día.
  • Beber suficientes líquidos para mantenerse hidratados en todo momento.

Estas recomendaciones dietéticas serían alteradas en etapas más avanzadas de la enfermedad, donde ya hay problemas de deglución. En ese momento, los líquidos deberían ser también  modificados para evitar que se atraganten.

Los alimentos sólidos no deben ser fibrosos o que se dividan, sino que deben conformar un único bocado y, si cabe la posibilidad, triturarlos para que sean más sencillos de ingerir.

La clave está en llevar una dieta sana, variada, equilibrada y controlada. Además, no hay que atender solo al tipo de alimentos que se ingieren sino, también, cómo y con quién los comemos,  ya que es muy importante la forma de elaboración y compartir las comidas con personas queridas y allegadas.

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